“Hay que venderse en un proceso de selección ”. Nos lo han dicho en incontables ocasiones. Y como respuesta decimos: “yo no sé hacer eso de venderme”. Pero ¿a qué hace referencia “ venderse en un proceso de selección ”?

También, hemos escuchado que hay que diferenciarse de los demás, marcar la diferencia. Y uno piensa en cosas extravagantes para diferenciarse o no sabe exactamente a qué se hace referencia.

Hoy abordo estos dos temas, relacionándolos, pues venderse en un proceso de selección y diferenciarse, tienen mucho en común..

Si os habéis leído mi post anterior, en el que explico mi experiencia en las últimas entrevistas de trabajo realizadas, comento que tenía la sensación de repetir una y otra vez las mismas respuestas. Es cierto que se repiten a menudo las mismas preguntas, pero la respuesta debería ser específica de cada caso… y no es así en un alto porcentaje.

A mi entender falta, en general, un análisis del candidato. Análisis de la oferta, análisis del candidato propiamente (qué sé hacer, cómo lo hago, cuáles son mis puntos fuertes, cuáles mis puntos débiles…)…

Como expliqué en el post, hay un 10% de los candidatos que ves claramente que sí, que son los escogidos para el puesto sin lugar a dudas. Ves un 20% que claramente no lo son… pero después hay un 70% que ahí están… podrían entrar o noCon un buen discurso profesional, sabiendo cómo venderse en un proceso de selección, diferenciándose, posiblemente, tendrían más opciones de superarlo.

Y aquí hay quién dirá… “parece que, para trabajar, hay que hacerlo bien en el proceso de selección y no tanto en el trabajo”. O aquello de “a mí que me pongan a trabajar y ya verán si sé hacer o no el trabajo”. Como he comentado en diversos posts, no sólo se contrata por saber hacer bien el trabajo. Hay otros motivos como las competencias, el encaje o no con el grupo y si se es una persona que tiende al conflicto. De todas maneras, no es legal probar a alguien en el trabajo para contratarlo (aunque se hace a veces), o no todos los trabajos, por sus características, permiten fácilmente la evaluación de conocimientos durante el proceso de selección. Por lo que, nos guste o no, los procesos de selección se rigen por la criba de currículums, entrevista (sea telefónica, on line o una entevista presencial) dinámicas de grupo y tests psicotécnicos o de conocimientos, con todos los handicaps que puedan tener.

Evidentemente, hay técnicos de la selección que son muy buenos en su trabajo y detectan con certeza a los candidatos adecuados para un puesto de trabajo y los hay que fallan más, como en cualquier otra profesión. Hay quien selecciona sin saber, por no estar preparado o por temas económicos y de estructura de la empresa. Pero el que es bueno, sabe cuándo el candidato hace una buena venta de sí mismo, pero tiene fallos en el trabajo por lo que no es el candidato idóneo. Se detecta. No todo es comunicación y saber venderse en un proceso de selección. También se han de cumplir los requisitos y los conocimientos de la oferta.

A muchos candidatos les falta un discurso profesional. Y tenerlo es venderse en un proceso de selección. Un discurso es aquel que contiene (siempre relacionado con la oferta a la que nos presentamos):

  • Formación relacionada con la oferta, reglada y complementaria.
  • Objetivo laboral, ocupación de interés.
  • Años de experiencia y especialidad en el trabajo demandado.
  • Alguna de las funciones o conocimientos derivados de la experiencia, sobre todo, aquellas más interesantes o que serán mejor valoradas, o bien porque son muy buscadas en esa profesión o bien porque lo demanda la empresa.
  • Las competencias, habilidades y rasgos de personalidad que tenemos en relación a la oferta (a lo mejor tenemos otras muy destacadas pero que no son tan útiles para esa oferta)
  • Otros datos que creamos que puedan ser útiles para esa oferta (experiencia en el sector, disponibilidad, cercanía con el lugar de trabajo, disponibilidad para viajar…).

El discurso profesional no es realizado de memoria. Es un trabajo duro de autoconocimiento profesional, de conocer tus puntos fuertes para poder ofrecerlos y así dejar de decir:

  • No tengo puntos débiles.
  • No está bien que yo diga mis puntos fuertes.
  • Como punto fuerte soy trabajador.
  • Nunca he tenido problemas en el trabajo
  • He tenido problemillas, pero nada importante. No recuerdo ninguno.
  • Mi punto débil es que soy perfeccionista.
  • ¿Cuánto deseo cobrar? Según convenio…

Estas respuestas, y otras, se repiten muy a menudo. Quien ha hecho un trabajo de autoconocimiento en el ámbito laboral, te lo explica de otra forma. Hay muchas más posibilidades de que el que comunica de forma vaga, trabaje de esa forma que no que el que sabe hablar de su trabajo, relatando situaciones concretas, relacionando lo que requiere el trabajo a lo que él tiene… que al que comunica eficientemente, en definitiva, trabaje mal.

¡No hace falta ser un gran comercial! Se puede ser tímido y tener un discurso claro.

He explicado que no ha de ser un discurso de memoria. Más bien, es un discurso de bases, por donde podemos ir pasando y recuperando información en función de lo que se requiera. Los datos, la base de datos, la tenemos nosotros. Se trata de ir recuperando información en función de lo que necesitamos.

Y diferenciarse no es más que personalizar este discurso. Es la combinación de experiencia y formación, con nuestras competencias, actitudes, vivencias personales, personalidad… Es presentar un relato único. El nuestro. Eso lo hace diferente. Las historias, los cuentos, los libros… siempre son historias de otros, recuperemos la nuestra, que es la que nos hace únicos, diferentes y ahí, es donde se llama la atención del encargado de la selección.

Este discurso… ¿es sólo para la entrevista de trabajo? No. Evidentemente, las vivencias más personalizadas aparecen en la entrevista, que de eso se trata, en parte. Pero ese discurso profesional, adaptado, ha de aparecer en el currículum, en la carta de presentación… e incluso, en cualquier momento del día que pueda acabar en una situación profesional.

Por ejemplo, hace tiempo, me invitaron a una cena a la que no tenía especial interés en acudir. Estaba pasando una temporada agotadora. Pero tenía que ir. En la cena, una persona a la que conocía por primera vez, me preguntó … ¿a qué te dedicas? Gracias a esa pregunta y al discurso laboral sobre mí que tengo muy interiorizado, me surgió un trabajo bien interesante.

El discurso ha de estar interiorizado para recuperarlo cuando sea necesario.

Podemos practicar con la técnica del elevator pitch, que aunque se aplica más para la venta de una idea de negocio podemos cambiarlo por la de nuestro perfil laboral. Es una técnica de venta, que utiliza el supuesto de realizarla durante el tiempo que puede durar la típica conversa de ascensor. O sea, en 1-2 minutos, aproximadamente, y en una situación no especialmente cómoda (una conversa de ascensor, no acostumbra a serlo ;-)), se ha de explicar la trayectoria laboral y todo aquello que aporta valor a tu candidatura para ese trabajo. Os dejo aquí con un enlace donde podéis ver un ejemplo de elevator pitch, para haceros una idea.

 

Igualmente, os puede ser útil el post que escribí sobre el perfil laboral, ya que tiene mucho en común. Todo trata de saber comunicar en qué eres bueno, por qué eres el candidato adecuado para ese puesto de trabajo y explicarlo de forma resumida. Si se consigue, es que está interiorizado y se puede hacer en más tiempo.

Un profesor que domina un tema puede hablarte sobre ello durante 2 horas, 5 o 25. Es decir, puede hacer una ponencia, un taller o un curso del tema. Lo puede extender porque tiene el tema interiorizado, se lo conoce y, en función de las necesidades, puede ampliarlo o no.

El discurso creado tiene diferencias entre una ofertas. Es decir. Imaginad que una oferta pide que la persona tenga experiencia en el sector de la construcción. Puede que esa información no la tengamos incluida en nuestro discurso, pero si tenemos esta experiencia, para esa oferta hay que incorporarla al discurso, aunque después la quitemos para otras. Esto es como hacer un CV para una oferta de conserje o de recepcionista. Si podemos trabajar en las dos porque tenemos experiencia, se aconseja que no sea el mismo CV, sino que se adapte a la oferta. Esto forma parte de venderse en un proceso de selección, adaptar el currículum.

Y hasta aquí mi discurso sobre el discurso. Venderse en un proceso de selección es diferenciarse de forma correcta, teniendo en cuenta la oferta. Diferenciarse quiere decir ser capaz de decir aquello que nos identifica, que nos hace diferentes. Lo diferente no es ser una cosa u otra. Es el conjunto de una serie de competencias, experiencias, vivencias… lo que nos hace diferentes. Porque no hay dos igual… Demostrémoslo en los procesos de selección…

¿Tienes alguna consulta? Si estás interesado/a en mis servicios…

Deja aquí tus datos y me pondré en contacto contigo lo antes posible.

10 + 12 =

Si necesitas coach laboral, ayuda con tu Linkedin o quieres contratar una formación
Contacta conmigo
Si necesitas coach laboral, ayuda con tu Linkedin o quieres contratar una formación
Contacta conmigo