¿Tenemos problemas de comunicación? Sí… y es un gran problema
No es que quiera alarmaros, pero tenemos un problema. Un problema cotidiano, que no vemos, que afecta al trabajo, pero también a la familia, a cualquier relación personal… Es un problema minúsculo a la vez que gigante… ¡Houston, tenemos un problema de comunicación!… Bueno, en realidad no son problemas de comunicación, pero se manifiestan en la comunicación.
No es que quiera alarmaros, pero detecto un exceso de “porque yo…” y de “es que tú”… Y así, permitirme la sentencia, no vamos bien. Resumiendo: mucho ego, mucha actitud defensiva y poca aceptación de una parte de la responsabilidad, que le pasamos al otro (“es que tú”) que, evidentemente, tenderá a adoptar una actitud defensiva porque asumirá que es un ataque a su ego y su integridad.
Y así vamos… cuesta avanzar. Hay un exceso de «yoes» y «tues» en nuestra comunicación.Lo vemos en la política, lo que nos es muy fácil de criticar porque es pública y ajena en muchas ocasiones, pero lo vemos también en el trabajo, en las relaciones de pareja (aquí ya nos cuesta más identificarlo, será porque se vive de forma más personal)…
Nos defendemos. Y para definirnos, para tener claro quiénes somos, parece que necesitemos una antítesis de nosotros. Fromm en “el miedo a la libertad” (imprescindible lectura para entender la era en la que estamos) escribía que estamos instalados en la cultura del miedo, que a su vez es una fuerza integradora. Es decir, dime quién es el enemigo y, automáticamente, nos sentiremos unidos contra él… y el enemigo hará lo mismo. Creas un grupo de 5-10 personas y, rápidamente, tienes dos o tres subgrupos. Que no pasa nada… si no fuera porque en ocasiones están enfrentados (¿os suena Gran hermano? Con todo lo desvirtuado que está este experimento televisivo, podemos identificar esta teoría de los grupos fácilmente. Toda la población se identifica y se une a favor o en contra de uno y de otros. A mí eso sí que me da miedo, la verdad).
Como ejemplo, también, por definición parece que la empresa sea enemiga de los trabajadores y al contrario. La empresa asume a veces que al trabajador se le ha de atar en corto y el trabajador que la empresa le va a explotar. En este yo contra tú… ¿qué comunicación eficiente puede haber? Poca. ¿Y cuántos problemas de comunicación? Buf…
En mi labor de coach, orientador y técnico de selección, he atendido a trabajadores, comandos intermedios y empresarios. En la selección, siempre intento analizar si la persona se responsabiliza de sus actos de forma positiva (es decir, sin una tendencia al autocastigo), si es una persona responsale en el trabajo. Para mi entender, es un criterio básico para un puesto de trabajo. Si lo hace, seguramente tendrá y generará menos conflictos (en el caso contrario aplicaría el “porque yo… es que tú”, rompiendo el lazo de la comunicación y generando una relación de rivalidad, no de equipo), además de tener un mayor compromiso con la empresa y mayor felicidad personal.
Unido a esto, también valoro su capacidad de comunicación en cuanto a que tenga escucha activa y una actitud asertiva, pues si se responsabiliza de lo suyo, también ha de ser capaz de comunicar cuando no está de acuerdo sin entrar en el “porque yo… es que tú”, que crearía enemigos.
Muchas empresas, con una estructura vertical, con reuniones sólo de tipo informativo para comunicar decisiones y distribución de roles de los empleados o incluso sin reuniones periódicas, fomentan este estilo de comunicación defectuoso, porque el trabajador es un receptor de las ideas de unos cuantos, y las han de aplicar tal y como se les ha dicho, sin haber contado con su capital de conocimientos y experiencia ni con su feedback una vez ejecutada la orden. ¿Qué actitud de escucha tendrá el trabajador? ¿Qué ganas tendrá de asumir las responsabilidades de cara a quien le ningunea? ¿Qué gana la empresa? A estas empresas, les recomiendo que en lugar de SA o SL sean STL (sociedad tristemente limitada).
Pero no acaba aquí. Además, ¡somos tan listos que ya sabemos lo que el otro va a decir antes de que lo diga! Y si nos dicen que les escuchemos, muchas veces escuchamos falsamente (hacemos que escuchamos), pensando en qué le vamos a decir después… Error de comunicación grave presuponer un mensaje que no se ha dicho, pero que se interpreta a partir de errores de lectura, de escucha o incluso por prejuicios. No hay que presuponer nada de lo que nos van a decir. Es un gran error de comunicación.
Entiendo que la sociedad de hoy está acelerada. Para facilitarnos las cosas hacemos lectura rápida, expresamos por Twitter (Toda la información en 280 caracteres ;-)) o WhatsApp porque es rápido y ágil y nos avanzamos a lo que nos van a decir o porque no tenemos tiempo o porque no queremos escucharlo o porque realmente, lo que queremos es decir lo que queremos decir. Por lo que nos avanzamos. ¿Por qué no intentamos dejar que se exprese? A lo mejor nos sorprende y cambiamos nuestra imagen de esa persona. Este también es uno de los grandes problemas de comunicación que tenemos.
¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra comunicación?
¿Y cuál es la receta para ahorrarnos estos problemas de comunicación? Problemas, dicho sea de paso, que les cuesta millones a nuestras empresas, en ocasiones. Si hacéis memoria, encontraréis algún ejemplo clamoroso en los últimos años. Pero también los problemas de comunicación, “la mala comunicación”, estoy seguro que es un síntoma, muchas veces, de una empresa que va mal…y que acaba cerrando. Vuelvo… ¿Cuál es la receta? Ya la sabemos. Es la de siempre. Pero está bien recordarla:
• Menos ego. Quien escucha, aprende. Quien asume sus errores, aprende. No asumas que te atacan, seguramente se están defendiendo de algo. Y si te han responsabilizado de algo que tú no has hecho mal, ves al siguiente punto.
• Sé asertivo. Comunica eficientemente. Mensaje claro, sencillo directo a la vez que amable. Hay quien confunde ser asertivo con ser un “flojete”, débil. Para nada. Asertivo por seguridad. Capaz de analizar qué le corresponde a él y qué al otro. Y lo comunica libremente, sin ofender… evitando generar problemas de comunicación.
• Locus de control interno. Mejor que externo. El locus de control se define como la percepción personal del control de las situaciones. Si tenemos tendencia a percibir que tenemos poco control de lo que nos pasa, nos predomina un locus de control externo. Al contrario, tenemos una tendencia al locus de control interno. Mejor tener un locus de control interno, estaremos más empoderados, seremos más responsables y nos encargaremos más de que lo que deseemos, pase.
• Escucha. Escucha activa. Si no se entiende el mensaje, no se ha de interpretar qué se dice, se ha de preguntar.
• Empatía, que no es lo mismo que fusión con la otra persona. Podemos entenderle, pero no estar de acuerdo.
• Nunca ser despectivos con nadie ni con sus opiniones. No hay forma más agría de ataque cuando hablas en una reunión y ves que alguien hace muecas a un compañero o a tu jefe dándole el mensaje siguiente: “qué tontería acaba de decir”.
• Sé positivo, ayuda, fomenta, crea, apoya… las cosas positivas pueden ser muy gratificantes para ti, pero además, también es gratificante cuando tú lo necesitas y todo te vuelve. ¡Y utiliza el humor! ¡Distensiona y te lo pasas en grande!
• No caigas en generalizaciones (“siempre dice tonterías” “siempre tiran los currículums”, “no se puede hacer nada”). Generan estancamiento y la asunción que no hay solución o que depende de algo externo contra lo que no podemos hacer nada.
• Seamos proactivos. Asumamos nuestra parte en todo. Si no sale bien, que no sea por nosotros.
• Y sonríe. Di buenos días con una sonrisa en la cara. No cuesta nada, es gratis y casi siempre te la devuelven… Menos móvil y más sonrisas y «buenos días».
A veces, cuando le preguntas a un joven qué quiere hacer en el futuro, te dice que quiere cambiar el mundo. No digo que no sea posible, porque en cierto modo, los que han creado nueva tecnología han dado un vuelco al mundo, pero el cambio sería más grande si todos comenzamos por lo más cercano. Nosotros mismos. Es muy difícil.
Pero cada día que pasa más gratificante.
¿Te animas?
Francesc Gelida
elcandidatoidoneo.com
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