Hoy, mi post es más de reflexión que técnico. Esta reflexión viene a partir de que el otro día leí, en emprendedores.es una serie de casos de éxito de gente joven en montar una empresa. Aquí tenéis el link.

https://www.emprendedores.es/seccion/casos-de-exito/

Realmente, es muy interesante a veces leer estos casos… y muy motivador. Para mí lo ha sido, seguramente porque también estoy emprendiendo.

He decidido dedicar el post de la semana a las personas que tienen una idea… pero no la tiran adelante. Sobre todo, quiero enfocarlo en uno de esos motivos que no tienen que ver con que el proyecto no sea viable: el miedo

Miedo a emprender: ¿miedo a la crítica, miedo a fallar?

 

Miedo a fallar, a no creer que pueda tirar adelante el proyecto, a la crítica, al desánimo, a la falta de fuerzas para seguir adelantes, miedo a ese entorno que nos critica la idea, porque seguramente también tienen miedo de que fallemos… e incluso por otros motivos.

Para empezar, resaltar sobretodo que podemos tirarnos atrás si creemos que el proyecto no es viable o que no tenemos tiempo o dinero o no somos una persona con perfil emprendedor. No pasa nada. Es mejor verlo a tiempo. Por eso es tan importante conocerse a sí mismo.

Pero en ocasiones, nos venimos abajo cuando alguien nos critica el proyecto y nos pone peros. Sea un posible cliente o alguien de nuestro entorno más próximo. Si es un cliente, hay que valorar muy bien lo que dice. ¿Qué inconvenientes ve y cómo podemos superarlos? Es un buen motivo para mejorar el proyecto y hacerlo más próximo a lo que se necesita. De hecho, en esto consiste un estudio de mercado y la puesta a prueba de nuestro producto. En ocasiones nos podemos equivocar en el diseño del producto, o en el perfil de cliente que hemos escogido. Todo ello sirve para sacarle punta al proyecto y valorar si es eficiente o no.

Pero a veces, ante la crítica nos venimos abajo, más por motivos personales que por la propia viabilidad del proyecto. Puede que sólo necesite unos retoques, pero la crítica es más fuerte que la solución.

Cuando la crítica viene de nuestro entorno, hay que ubicarla en el terreno personal también. Me explico. Muchas de estas críticas van más allá de lo profesional y nuestra relación con estas personas interaccionan con los verdaderos motivos de la crítica. Hemos de considerarlas, tanto profesionalmente, como personalmente… y considero que una vez visto esto último, lo hemos de relativizar. Si alguien quiere emprender y algún familiar le dice que “si se lo ha pensado bien”, “que es mejor y más seguro buscar trabajo”… son miedos de estas personas que se los  inyectan a quien quiere crear. Diferenciémoslo. Otra cosa es que también le afecte a su economía, porque estemos hablando de la economía familiar. Aquí, claro está, también tienen voz, y el motivo suyo es muy fuerte. Hemos de dotarnos de datos para ver los riesgos y las posibilidades de éxito. Y si estamos seguros, hay que compartirlos para convencer. Está claro también que esto es muy personal.

Estoy seguro que estos casos de personas que han tenido éxito, se les ha criticado mucho, desde el  posible cliente hasta la gente más cercana. Pero ahí están. Han seguido adelante.

Se requiere de creatividad, de una idea. Pero también de tesón, capacidad para analizar los datos, sensibilidad con el entorno, conocimiento y formación (en grandes cantidades), resistencia para no venirse abajo, como mínimo hasta que no se haya COMPROBADO que el proyecto no es realmente válido (y fijaos en el énfasis de la palabra “comprobado”).  Y también se requiere mucha motivación y energía, además de tiempo y planificación.

Pero dejemos de lado el venirnos a bajo por la crítica. Está bien retirarse, pero que sea cuando veamos  que el proyecto realmente no es viable o cuando nos interesen más otras cosas.

La satisfacción por emprender es enorme. Pero también entran en juego muchas emociones. Muchas de ellas, negativas, por el impacto a tu ego y a las personas que te rodean. Aparece el miedo al fracaso, la inseguridad de ser una persona que pueda aguantar esta tensión, las dudas sobre las propias capacidades. Volvámonos estadísticos y no emocionales en este sentido. Mejor retirarse cuando veamos que el proyecto no es válido y no a la primera (o segunda) crítica.

Nos van a criticar… y mucho… Que sirva para mejorar. No es un cuento o una frase fácil. Es posible. Que la crítica sirva para mejorar nuestra propuesta. Para volverla analizar.

Resumiendo, esto es muy personal. Emprender es un proceso emocional, sobretodo por la motivación y las ganas de emprender, pero también por las inseguridades que aparecen durante el proceso. PERO TAMBIÉN HA DE SER UN PROCESO RACIONAL, lleno de análisis, de registro, de planificación y organización, para saber exactamente cuando los datos, la realidad, nos dice que nos hemos de retirar.

También es cierto que para mucha gente, emprender es casi sólo racional. Son algunos buscadores de oportunidades. Pero son menos.

También hay ayudas, premios, becas que no hemos de pasar por alto. Os dejo un link a un buscador de ayudas a la creación de empresas.

http://www.emprendedores.es/buscador

Ánimo a quien tenga una buena idea. Se necesitan. Y aún hay muchas posibilidades.

Espero que, a pesar de ser una reflexión, haya sido una exposición clara. Si queréis saber ás sobre el emprendimiento y más después de la situación que ha dejado la Covid, os invito a leer el post de emprender en tiempos de crisis.

Un saludo.

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