El pasado día 1 fue el día internacional del trabajador. Y el cuerpo me pide, cómo no, reivindicarme.
El pasado día 1 fue el día del trabajador. Y hay muchas cosas que pasan por mi mente y me doy cuenta de una cosa. Estamos ante un paradigma nuevo del empleo. Tanto en la forma de buscar como de trabajar. Y el contexto también es diferente a otros que ha habido hasta ahora, a pesar de otras crisis.
Esto que digo es evidente, creo, pero hay que darle más vueltas, para no caer en analizarlo o generar sentencias sin involucrarnos y darnos cuenta que nos afecta directamente. Hoy, o mañana. Empiezo con un poco de historia.
¿Por qué el 1 de mayo es el día del trabajador?
El 1 de mayo de 1886, 200.000 trabajadores de Chicago iniciaron una huelga para demandar una jornada de 8 horas… no pedían otra cosa, sólo no trabajar más de 8 horas (se podían hacer entonces hasta jornadas de 18 horas). Además, en Chicago, que era entonces la segunda ciudad del país y la que peor condiciones laborales tenía, había mucha explotación, pues se aprovechaban de los granjeros que venían a la ciudad huyendo también del cambio de paradigma pues estábamos cerca de la segunda revolución industrial y la ganadería y agricultura no daba para todos.
El contexto era otro, evidentemente. Y eso también se veía en la violencia (aunque a veces dudo de esto). 4 días más tarde, después de muchas manifestaciones y tensiones, en el inicio del parón de la jornada laboral, hubo una batalla campal y la policía mataba a 4 personas a disparos.
Estos hechos dieron pie a la revuelta de Haymarket, donde acudieron los obreros al día siguiente para celebrar un acto de conmemoración en honor a los fallecidos. Pero las aguas ya venían turbias y el aire enrarecido. En el acto en la plaza Haymarket, alguien hizo estallar un explosivo, matando a un policía. Por este hecho, fueron enjuiciadas diversas personas y sentenciadas a cadena perpetua y a penas de muerte.
A finales de mayo de aquel año, diversas patronales, por la presión y la fuerza de los obreros, aceptaron la reivindicación de 8 horas de trabajo diario. La unión, la presión, la contundencia y la firmeza en la respuesta, acabaron por declinar la balanza a favor de las peticiones de los obreros. Aquello fue celebrado como una gran victoria por la capacidad de unirse y salir juntos a la calle para luchar por algo que, en aquel momento, parecía imposible de conseguir.
¿Cómo estamos hoy día respecto al trabajo?
Como imposible me parece hoy día, conseguir un hecho similar (evitando la violencia, claro). ¿Qué ha pasado? Pues que se ha conseguido una fractura en el concepto de la unidad social. Es curioso, cuando más redes sociales hay (estoy compartiendo esto por diversas redes sociales!) ¡menos unidad para luchar juntos!
Hay muchas diferencias entre antes y ahora. Hoy día, impera la sensación que, por más que se salga a la calle, no habrá una respuesta política. Siempre se puede decir que han salido a la calle mil en lugar de 10000. Y que son más los que no han salido. El sistema político, financiero y el resto del poder, se retroalimenta, con sus puertas giratorias y su “hoy por tí, mañana por mí”.
Tenemos un sistema analgésico, léase televisión y otros medios, redes sociales (un simple tweet, es más sencillo que quedar y salir a la calle). Tenemos la política del miedo: ¿Y si lo que nos espera si reivindicamos no mejora lo presente, sino que es peor? Todo ello lleva a un individualismo y a una defensa imperativa de nuestros intereses propios y un menor esfuerzo en luchar por los comunes… que concuerdan muchas veces con los propios.
Si algo nos altera, siempre tendremos un GH para no pensar, o un supervivientes o una amenaza del gobierno diciendo que si nos salimos de lo establecido nos espera el infierno. No hay paciencia. No hay grandes luchas. Fijaos en el 15M. Cierto que su filosofía dio pie a un partido, pero 2 años más tarde y cada día más light. Mirad Grecia. Bajó la voz y negoció dentro de un sistema que antes repudiaba.
No estoy dando mi opinión sobre uno u otro movimiento. Digo que, cualquier movimiento nuevo acaba, de momento, generando más desidia por el incumplimiento o por el miedo.
¿Cuánta gente ha salido a la calle por el preció de la luz u otras injusticias?
Y enfocándolo en el trabajo… ¿Qué se hace contra la precariedad laboral? Poca cosa. Insuficiente. Tenemos una reforma laboral injusta que no aportó gran cosa. Nos dicen que tengamos paciencia. Claro… tarde o temprano ya cambiará el mundo, no hace falta hacer nada más. Y si no cambia, la culpa es del mundo ¿Cómo iba yo a pensar, pobre político, que eso pasaría? Y aquí estamos en el paradigma laboral nuevo.
Estoy de acuerdo que había que tocar alguna cosa de la normativa laboral antigua. Pero creo evidente que esta reforma no ha llevado a nada. Y que conste, que mis ideas son mías. Propias. No me pongáis a la izquierda o a la derecha. Tengo ideas sobre lo laboral que serían de un bando y otras del otro.
Actualmente, creo que sólo hay una forma de ganar. Haciéndoles sentir inseguros. Provocando el cambio continuamente en las elecciones. Que se tengan que esforzar para ser mejores. Y cuando se acomoden. A por otro. Es el único agujero que veo ahora al sistema. Asumiendo, eso sí, los riesgos que conlleva. Una sociedad madura, no debería tener miedo al cambio. Tendría que provocarlo si lo que hay, no funciona.
Otra opción, es salir todo el mundo a la calle. De forma civilizada, pero contundente y amplia. Pero. ¿estamos preparados?
A mí me ha tocado más de una vez alzar la voz y reivindicarme. Y después de mucho tiempo, de muchas presiones, de muchas peleas y esfuerzos, me he cansado. Porque es difícil estar ahí. Pero si consigues el aliento de los demás interesados, sigues y eres capaz de vencer a cualquiera. Pero si ni ellos se mueven, ni para enviar un mail, ni para decir, adelante… Te planteas que te equivocas y que, aunque no me guste GH, tal vez sea un buen analgésico. Aún así no paré. Pero es cierto que desanima no ver a la gente pelear por aquello que les afecta directamente. A veces se prefiere peores condiciones laborales, injustas, pero que no te muevas y así seguir en la foto. Es normal. Tenemos familia. Y tenemos miedo. También excusas. También seguramente «no supe motivar lo suficiente, o creí que no hacía falta».
Pero creo que esa es una radiografía de la realidad. Nos adaptamos a cualquier cosa. Sólo han tenido que seguir las directrices de Darwin. Y seguro que, ahora muchos pueden pensar que los trabajadores de hace más de 100 años, trabajaban hasta 18 horas. Y entonces decimos: “tampoco estoy tan mal”… Y siempre tendré GH.
Hasta aquí mi post. Medio reivindicativo, medio terapéutico. Cómo mínimo está bien que nos situemos y pensemos en cuál es nuestro caso. Y a partir de aquí, actuemos o no, pero sabiendo qué nos pasa. El autoconocimiento que tanto decimos los orientadores que es tan importante.
Un saludo y espero que hayáis pasado buen día los trabajadores, en activo o no.
Nos vemos en el siguiente post, o en la calle.
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