Dígame tres puntos déiles o ¿cuál es su punto débil? Ésta es una pregunta habitual que se acostumbra a dar en muchas entrevistas de trabajo. Quieren saber qué puntos débiles personalestienes relacionados con el empleo al que optas.
Dicho de otro modo, quieren conocerte en tu totalidad, en lo bueno y en lo malo. Para contratar hay que saber de qué pie cojea la persona, y de aquí la pregunta.
Pero ésta, es una pregunta que genera muchas dudas sobre qué responder. Muchas de las opciones de respuesta que se acostumbran a dar no son acertadas. Vamos a analizar posibles respuestas, posibles ejemplos de puntos débiles en una entrevista de trabajo y algunos consejos.
Pensemos en responder con autoconocimiento, conocimiento sobre el puesto de trabajo, un buen manejo del lenguaje, naturalidad, sinceridad y actitud de venta. Combinar estas actitudes y conocimientos nos permitirá responder bien a esta pregunta.
Autoconocimiento: Respuestas tipo “no sé”, “no se me ocurre nada ahora mismo”… Dan a entender que, o bien no te conoces, o bien tienes miedo a responder por dar una respuesta errónea. Considerar que decir puntos débiles afecta negativamente a nuestra candidatura es, en parte, erróneo. Depende de la gravedad de estos puntos débiles.
Todo el mundo tiene puntos débiles
Ningún trabajador es infalible. Todo el mundo tiene puntos débiles. Dar a entender que no tenemos es erróneo porque no es creíble. La cuestión está en escoger aquellos aspectos que no afectan especialmente a nuestro trabajo o como mínimo, no son el núcleo de nuestro trabajo. Un punto débil es muy negativo si esa habilidad o característica es necesaria para ese puesto de trabajo. No podemos decir tener problemas de comunicación en trabajos de cara al público o ser desorganizado en un trabajo administrativo, o dificultad para tomar decisiones en cargos directivos. Como mínimo, no lo podemos decir a lo grande, si lo detallamos puede estar bien: “En ocasiones, cuando detallo las decisiones que ha tomado el equipo directivo no las he estructurado bien y ha dado pie a confusiones. Es un aspecto que he ido trabajando para que la comunicación sea fluida y sin malentendidos” (aquí os pueden preguntar: “¿Cómo lo has trabajado”).
Cuanto más sepamos identificar un punto débil que tenemos que no sea clave para ese trabajo y más sepamos definirlo y detallarlo, incluso indicando ejemplos reales, mejor.
Conocimiento sobre el puesto de trabajo
Como he comentado antes, hay que definir aspectos a mejorar (siempre queda mejor dicho de este modo) que no impacten en el núcleo del trabajo. Por ello hay que conocer bien las funciones que se desempeñan en un oficio. Si dividimos nuestro trabajo en funciones, seguramente veremos que hay algunas que desempeñábamos mejor que otras. Sobre éstas hemos de analizar qué competencias había en juego y qué teníamos que mejorar. Por ejemplo, hay muchas profesiones donde se realizan trabajos administrativos a pesar de no ser el motivo principal del trabajo, pero sí tiene su peso (redacción de informes, control del trabajo…). En estos casos podemos decir que nos centramos tanto en las prioridades más técnicas de nuestra profesión que en las tareas administrativas tenemos tendencia a no ponerlas en el orden de prioridades que le pertocaría por lo que, al final la hacemos corriendo. O sea, se hace pero la tarea más repetitiva nos motiva menos y tenemos tendencia a dejarla para el final.
Cómo comunicamos nuestros puntos débiles
Cómo decimos los aspectos negativos es básico. Una buena comunicación, es básica. Cambia mucho decir “me cuesta adaptarme a nuevos trabajos” a “soy una persona de entrada tímida y, seguramente, mis competencias no las muestro mejor hasta pasados unos días”. Hay que evitar adverbios de cantidad (“soy muy…”) y utilizar los de frecuencia (“en ocasiones…”) o detallando de forma específica (“Cuando alguien me da una orden que no veo clara, en ocasiones no pido que me lo aclare, porque me sabe mal y cuando lo pongo en práctica y veo que necesito más información, vuelvo y la pido”.
El lenguaje ha de ser positivo. Está bien indicar que la competencia a mejorar se está trabajando o que se ha minimizado su frecuencia e impacto negativo.
Hay que dar detalles, explicar casos reales, pues ayuda a dar credibilidad a lo que se dice y a nuestra candidatura. Cuando uno explica un ejemplo vivido, crece la riqueza de matices y, por tanto, es más seguro que será cierto. Por ello, hay que evitar decir tres adjetivos o competencias sin desarrollarlas (“Soy despistado “. Mejor “siempre necesito de una agenda o del Outlook, pues, en ocasiones, me despisto en las pequeñas cosas”).
Naturalidad y sinceridad en la entrevista
Hemos de perder el miedo a estas preguntas y explicar competencias que, en ocasiones, no hemos puesto en marcha de forma adecuada. Se prefiere contratar a alguien con defectos capaz de reconocerlos, pues así sabe qué ha de trabajar y mejorar.
No hemos de mentir en un proceso de selección. No debería ser necesario. Lo que interesa es que tengamos un discurso profesional sobre nuestra candidatura y nuestros puntos fuertes.
Actitud de venta ante la pregunta de los puntos débiles
Decir algo negativo, contextualizándolo para que no parezca genérico es una buena forma de vender los puntos débiles. También indicar qué se está haciendo para mejorarlo. Incluso, podemos aprovechar para dejar caer competencias positivas (“conocedor de que he hecho errores en la planificación en el pasado, me he formado este año mediante un curso de planificación por objetivos”. Estamos demostrando autoconocimiento, proactividad y motivación para la formación). Es necesario venderse en un proceso de selección.
A pesar de todo, no es fácil indicar tres competencias a mejorar. En los próximos días, colgaré un listado de competencias, por si os es de utilidad.
Y vosotros… ¿cuáles son vuestros tres puntos débiles?
Un abrazo.
Formador, ponencias y conferencias de desarrollo personal y profesional. Linkedin para profesionales y empresas. Selección de talento.
Me parece muy interesante Francesc. Gracias por tú información.
Gracias Roberto. Me alegra que te haya gustado el post. Un abrazo.
Muchas gracias. Es no solo interesante, si no yo diría que imprescindible. Hay muchos candidatos que no conocen este tipo de preguntas y al no prepararlas se autodescartan. Un 10 por este post Francesc!
Gracias a ti Juan por comentar y por tus palabras. Me alegro que te haya gustado. Realmente, el abanico de preguntas puede ser muy variado, e incluso, sorprendente. Un abrazo!
Gracias, cuanta razón tienes! Es en la manera de decirlo lo puede ser el detonante para que nos acepten o les tire para atrás nuestra candidatura.
Interesante reflexionarlo antes de ir a otra entrevista, gracias
Muchas gracias por el comentario, Silvia, Espero que te sirva para la siguiente entrevista. Un saludo
Es un artículo muy interesante. En lo que a mi respecta, de haberlo leido antes, seguramente habría tenido mayores opciones en la entrevista que hice hace unos días. Exactamente no supe qué responder y perdí toda mi seguridad que, avalada por los años de expriencia, quedó enterrada bajo la duda. Preparo detalles sobre la emoresa, de la que me informo en internet, y el puesto. Detallo mi curriculum y muestro mis dotes, pero quizas las ganas de trabajar me impidan mantener esa seguridad que explicas, es necesario mantener. Estoy seguro que, en la próxima entrevista, estaré mejor preparado, y más seguro de mi mismo… Tanto si es así como si no…te agradeceré siempre tu ayuda.
Ojalá sea así y la siguiente entrevista sea exitosa. Piensa también que vamos aprendiendo de entrevista en entrevista. La seguridad es importante, como no dejarse vencer por esa voz que surge en la entrevista desde nuestra cabeza diciendo «esto no lo has hecho bien», «esto no tendrías que haberlo dicho». Es mejor no hacerle caso y dejar el análisis para después de la entrevista. un saludo!