Algo tan sencillo como dar la mano en una entrevista de trabajo se ha convertido en un acto lleno de literatura. Y yo me sumo a esta literatura, pero lo haré con un llamamiento a la normalidad y a no valorar en exceso un acto sucedido en la entrevista. Luego desarrollo esta idea.

Voy a hablar en este post de sensaciones diferentes que he tenido al dar la mano en el preámbulo de la entrevista. Este acto es importante porque, al hablar tanto de ello, se ha creado una cultura sobre el tema y las personas ya dan la mano con la intención de mostrar algo de sí mismos. Es como la foto que elegimos para nuestro currículum o perfil de Linkedin. La escogemos porque comunica algo. La mano la damos con la intención de comunicar algo. Por ejemplo:

  • Soy exigente.
  • Soy amable.
  • No me gusta dar la mano.
  • No me gustan las convicciones sociales.
  • Yo mando.
  • Tengo mucha iniciativa.

Por este motivo, si hay que dar la mano, mejor que pensemos qué queremos comunicar al darla. A mi, personalmente, me gusta mucho quien me da la mano con una sonrisa, con un pequeño gesto o paso hacia adelante y firme, pero sin apretar. Me demuestra iniciativa y positivismo.

Cómo dar la mano es importante. Como todo lo que ocurre durante la entrevista. Pero ocurren tantas cosas en ella que todas se convierten en importantes… y al mismo tiempo, sólo evaluable en su justa medida. En la entrevista se evalúa al candidato por cada uno de los detalles ocurridos. Se pueden evaluar tantas cosas que, el hecho de hacer mal una, puede no significar nada si las demás las hemos ejecutado de forma correcta.

O sea, cómo dar la mano es importante, pero en su justa medida.

Aun así, hay trabajos que, por su carácter, es realmente importante la acción de dar la mano. Sobre todo, en trabajos donde hay que cerrar grandes acuerdos, trabajos de trato con el cliente o de tipo comercial… En estos casos, puede ser más evaluado cómo da el candidato la mano. En los demás, es importante darla de forma correcta, pero no hay que sobrevalorar esta acción.Dar la mano

¿Por qué hago este énfasis? En mi experiencia he visto a muchos candidatos que no han dado bien la mano y este hecho no les ha pasado desapercibido, llegando a influir en su forma de afrontar la entrevista. Una persona me hizo crujir todos los huesos de la mano. No es broma. Y me ha pasado unas tres o cuatro veces, pero esa fue impresionante. Otras no la encajan bien y hacen un pequeño gesto con la cara que denota un “ay, me he equivocado”. Otras, simplemente, no saben qué hacer cuando la situación física no permite dar la mano o simplemente, la persona que selecciona decide que el saludo inicial sea otro. Finalmente, hay los que lanzan la mano, pero se quedan a medio camino, pues el entrevistador no la ha lanzado.

Siempre digo que, si algo se ha hecho o dicho de forma errónea durante la entrevista, no pasa nada, queda el resto de la entrevista para hacerlo bien. La autocrítica, mejor para después de la entrevista, como podéis ver en el post enlazado.

Dicho esto… Vamos a ver cómo dar la mano:

Con firmeza, pero sin dureza, bien encajada, sin mover excesivamente arriba y abajo la mano una vez encajada, sin coger el brazo de la otra persona y con naturalidad, disposición e interés, demostrando una actitud positiva.

¿Y cuándo es el momento para dar la mano? El momento lo veréis si mantenéis una actitud atenta a la vez que no tensa (entiéndase que hablo de esa tensión que nos bloquea y que hace que nos pasen las situaciones por delante sin percibirlas). Es aconsejable esperar a que el entrevistador se acerque y alargue la mano. También está bien que tengáis la mano desocupada para darla fácilmente.

¿Y si os sudan mucho las manos? Por eso recomiendo llegar antes al lugar de la entrevista (Leeros el post “¿cuándo he de llegar a una entrevista?”). Nos permite poder, por ejemplo, lavarnos las manos y secarlas bien. He visto a muchos candidatos llegando a la entrevista, ya no sólo con las manos sudadas, sino todo el cuerpo, por el hecho de llegar muy justos de tiempo o con retraso a la entrevista. La actitud que se tiene entonces para afrontar la entrevista no es la misma, por la falta de comodidad y por la idea que hemos podido dar una mala impresión al llegar justos de tiempo y dar la mano sudada.

Aunque he comentado que es bueno relativizar la importancia de dar la mano, la forma en que la damos dice bastante de nosotros, también la reacción de después de encajarla.

Puede resultar bastante negativo dar la mano casi para que te la besen. Por extraño que pueda sonar, mucha gente lo hace. Queda mal. Da sensación de cierta fragilidad y al entrevistador le puede generar una sensación negativa dar la mano. Puede ser síntoma de fragilidad, inseguridad, poca aceptación de las normas sociales (no se quiere dar la mano de la forma correcta, lo cual puede resultar un indicador de no aceptación de las normas, lo que puede ser problemático para el puesto de trabajo) …

Encajarla muy fuerte puede ser considerado como un síntoma de agresividad o excesiva firmeza o rigidez. Al dar la mano se percibe lo que me quiere comunicar quien la da: calidez, seguridad, fuerza, agresividad, firmeza, superioridad, desaprobación, profesionalidad… Y está bien que eso pase. Está bien comunicar con cada gesto y dotarlos de intención… pero cuidado con lo que comunicamos. Por eso, quien me hizo crujir los huesos y le supo mal, para mí, fue bien valorado este gesto, porque corrigió su posición emocional y reaccionó. Otra persona me dio la mano fuerte, me crujió, y casi parece que disfrutó por ser el más fuerte. Me quedo con el primero.

Tampoco es aconsejable dar la mano extendiéndola con la palma abajo (o sea, tu mano quedará por encima), lo que se entiende como superioridad. Ni el caso contrario (inferioridad, sumisión).

Por último, quiero destacar que, lo importante, es la capacidad de resolver cualquier situación que pueda ser conflictiva o que podamos evaluar como que no la hemos ejecutado de forma correcta. Es decir, primero hemos de dar bien la mano. Si no lo hacemos bien o algo no sale como lo teníamos pensado y, por ejemplo, no se da la mano, actuemos con naturalidad, adaptándonos, no siendo demasiado exigentes con nosotros y estando atentos con quien tenemos delante. Todo ello será mejor que el hecho de dar la mano, sin quitarle importancia, tampoco, pero no dándole más que el ser una persona resolutiva, que es lo que principalmente se busca en una entrevista: alguien con los conocimientos y habilidades necesarios para afrontar ese puesto de trabajo de forma resolutiva.

Como vemos, pues, cómo dar la mano es importante, pero en su justa medida.

Y sí, me crujen fácilmente los huesos de la mano. Si nos vemos en una entrevista, ya sabéis 😉

Un saludo y hasta el próximo post.

¿Tienes alguna consulta? Si estás interesado/a en mis servicios…

Deja aquí tus datos y me pondré en contacto contigo lo antes posible.

5 + 10 =

 

 

 

 

 

 

 

Si necesitas coach laboral, ayuda con tu Linkedin o quieres contratar una formación
Contacta conmigo
Si necesitas coach laboral, ayuda con tu Linkedin o quieres contratar una formación
Contacta conmigo